16.10.08

Revolución ( El motor del cambio )


El aburrimiento me sobrevino por la situacion... central e inmutable de mi estado interior.

Dejé a un lado mis hábitos normales, deshinibirme y ponerse en busca de la novedad.

Al principio la novedad alejó de mí el aburrimiento, pero así fué como pronto me encontré con la comodidad que había causado.

Al cabo de cierto tiempo la novedad dejó de ser tal y no quedó más que la incomodidad.

Tras un intento mayor, busqué el cambio radical, pero con el tiempo, lo novedoso volvió a perder aquel encanto de innovación y extraordinario.

Así que llegó la hora de tomar una decisión determinante, y dentro de unos límites determinados no existe ni es posible ningún cambio verdadero.

Cuando el inconformismo es insuficiente, cuando ves que todas tus posibilidades están limitadas hay que hacer una revolución.

Pero tras un cambio que se sale de todo esquema, logré encontrar el camino más ilógico e inimaginable.

El cambio fué total, digno de ser llamativo y juzgado para y por los demás.

Aquel cambio no caducaba en el tiempo, al contrario, con el tiempo despertaba más mi curiosidad, pues me volví más consciente de ello, debido a que el dolor cada vez era mayor.

Dolor quizás causado por dicha novedad, causado por estar perdido y preguntarse si lo que hace es por necesidad o por puro placer de salir de la rutina. ¡Una rutina que quizás fuese mi rutina!

Hasta que llegué a la locura y a pesar de tener gran resistencia y capacidad de analizar y razonar, para después aceptar y superar... llegué a los límites de mi mente.

Ahora las cosas vuelven a estar aquí y allá, y ahora vuelvo a mis tiempos en los que la soledad me llena y quizás me hunde y consume en el aburrimiento.

Cuando me consume el aburrimiento ... recuerdo aquellos tiempos en los que fuí revolucionario.

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