24.8.08

¿Que hay de verdad en tu vida?


El tema de “la verdad” siempre relativa, ya que para cada uno de nosotros existirá una verdad distinta en cada uno de los mundos, creados a conciencia por nuestra mente. Por ello me gustaría aclarar antes de empezar a rallarme, que lo que voy a escribir no es más que una simple reflexión en voz alta, sin más pretensiones filosóficas, de un humilde morador de ideas nocturnas, buscando su salvación de autoestima, un curioso sábado noche. El primero que no salgo desde hace mucho tiempo!

Veamos: ¿Existe “La Verdad”? unos dirán que en absoluto, pues ni la ven ni la presienten, y otros afirmarán que por supuesto existe, y aún sin verla creen en ella.

Pero supongamos que existe, aunque no podamos tenerla del todo y mucho menos definirla, pues la verdad que puede ser explicada no es la verdadera. Pero imaginemos que existe, y que todo lo que está vivo y funciona participa de ella en alguna medida, y aún más: que la evolución (o cambio) de todo cuanto existe y nuestra gran inquietud de perfeccionamiento, de ser mejores cada día, tiende hacia ella y quiere ser esa “verdad”, lo cual me llevaría a la conclusión de que ese, y no otro, es el sentido de la vida, tratar de vivir lo más impregnado posible de la verdad sea cual sea y en el momento que sea, ya que se da constantemente.

Llegados a este punto, y suponiendo esto cierto, ya puedo plantear mi locura, pues aunque lo presente como una simple teoría, creo que, en efecto, las cosas son así, o se acerca bastante a esa verdad de la que tanto hablamos.

Lo primero que me viene a la cabeza es: ¿Dónde está el punto de la verdad? ¿Dónde está ese punto de equilibrio?

Si algua vez la he hallado, he obtenido emociones de satisfacción difíciles de controlar, que mientras que no alimenten al maldito ego, són las mejores emociones y sensaciones que pueden experimentarse. Sentirse bien con uno mismo!

Aquello que nos hace dar un pasito hacia ella, vivirla más de cerca, vivir más atento instante a instante. Sin duda alguna ese punto, o ese estado de “verdad transitoria” de la que hablo, será diferente para cada uno, pues todos somos distintos, incluidos animales y plantas, y lo que para uno es un paso hacia esa verdad, para otro puede ser un retroceso al estar más cerca de ella, pero no por ello es menos importante esa reorientación, ese cambio de rumbo, o de estado, o de comprensión, no para el que lo vive.

Bajo este punto de vista todo cuanto existe merece nuestro más sincero respeto, pues independientemente de nuestra naturaleza estamos en el mismo camino, y todos estamos conectados. Transmitimos nuestro estado emocional constantemente, y físicamente somos un libro abierto que muestra quién logra la verdad y quién no.

Muchas veces confundimos el saber (la verdad) con información aprendida en libros de autores más o menos considerados sabios. Y más se presume todavía de conocimientos adquiridos sin filtro alguno, me creo todo lo que me cuentan sin cuestionarme nada. Pero mientras esos conocimientos, por muy buenos que sean, no provoquen en nosotros una determinación nueva, un cambio de actitud en la vida, sólo servirán para adornar nuestras cabezas.

De esta forma, me atrevo a imaginar que el punto de la verdad está allí donde descubrimos (de forma individual) la brújula con la que reorientar nuestra forma de ser, de actuar.

Sin ser muy conscientes de ello, nos arrastra hacia esa “Verdad” indefinible y sin embargo presente y necesaria, pues entiendo que sin ella no habría vida ninguna.

Abre los ojos y verás que es verdad, jejeje.... verdad de la buena!

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