Volcarse hacia los propios abismos interiores,
donde anida el Silencio.
Desprenderse en la Nada
como aquel que persigue su antorcha en el no-ver.
Y acabar viendo claro,
en la oscura raíz del Vacío,
los ojos, aún más claros, de la Noche.
Contemplar la ceguera propia
igual que se presiente el preámbulo de un encuentro:
La presencia del Ser en el no-ser.
21.1.09
Me descubro cada día.
a 02:43
Elaborado por El Deivid !!!
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